4.8.10

A Manuel Álvarez Bravo !!

Muchacha viendo pájaros, 1931



CARA AL TIEMPO de Octavio Paz
a Manuel Álvarez Bravo



Fotos,

tiempo suspendido de un hilo verbal:

Montaña negra/nube blanca.

Muchacha viendo pájaros.

Los títulos de Manuel

no son cabos sueltos:

son flechas verbales,

señales encendidas.


El ojo piensa,
el pensamiento ve,
la mirada toca,
las palabras arden:
Dos pares de piernas,
Escala de escalas,
Un gorrión, ¡claro!,
Casa de lava.

Instantánea
y lente mente:
lente de revelaciones.

Del ojo a la imagen al lenguaje
(ida y vuelta)
Manuel fotografía
(nombra)
esa hendedura imperceptible
entre la imagen y su nombre,
la sensación y la percepción:

el tiempo.

La flecha del ojo
justo
en el blanco del instante.
Cuatro blancos,
cuatro variaciones sobre un trapo blanco:
lo idéntico y lo diferente,
cuatro caras del mismo instante.

Las cuatro direcciones del espacio:
el ojo es el centro.

El punto de vista
es el punto de convergencia.

La cara de la realidad,
la cara de todos los días,
nunca es la misma cara.

Eclipse de sangre:
la cara del obrero asesinado,
planeta caído en el asfalto.
Bajo las sábanas de su risa
esconden la cara
Las lavanderas sobrentendidas,
grandes nubes colgadas de las azoteas.

¡Quieto, un momento!
El retrato de lo eterno:
en un cuarto oscuro
un racimo de chispas
sobre un torrente negro
(el peine de plata
electriza un pelo negro y lacio).

El tiempo no cesa de fluir,
el tiempo
no cesa de inventar,
no cesa el tiempo
de borrar sus invenciones,
no cesa
el manar de las apariciones.

Las bocas del río
dicen nubes,
las bocas humanas
dicen ríos.

La realidad tiene siempre otra cara,
la cara de todos los días,
la que nunca vemos,
la otra cara del tiempo.

Manuel:
préstame tu caballito de palo
para ir al otro lado de este lado.

La realidad es más real en blanco y negro.



Las palabras en cursiva son títulos de fotografías de Manuel Álvarez Bravo.


Tomado del libro Vuelto: Seix Barral, México, 1976.



El ensueño, 1931





LA LUZ ES MI CABALLO DE BATALLA
de Alberto Blanco

a don Manuel Álvarez Bravo

I

Una puerta abierta:
una puerta cerrada.

Así es la vida: cuatro paredes
erigidas bajo el blanco cielo.

La sombra se da a la fuga en pleno día
a la velocidad de la luz en la mirada.

II

La casa, el taller, la escuela,
la cárcel, el cuartel, la iglesia...

¿Cuántas veces no me quise escapar
de esos muros que me tenían retenido,
con las crines electrizadas por un rayo
y los ojos encendidos por toda lámpara?

III

Y aunque quise ser como una nube altísima
sin brújulas ni mapas que me orientaran
siempre hubo en mi vida un árbol verde
con las raíces bien plantadas en los sueños
que me supo escuchar con su dulce sombra
y me dio la luz de sus hojas para otras batallas.


Paisaje y galope, 1932



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